Músicos 3 - Eric Clapton


Probó de todos los excesos y supo alcanzar el cielo con sus manos, unido a una guitarra eléctrica. Eric Clapton es una de las leyendas del rock, por lo que tiene mil anécdotas por contar, muchas de ellas desconocidas por el gran público que lo ha seguido desde los años sesenta hasta la actualidad, donde se mantiene activo y dando numerosos recitales.
El próximo 9 de septiembre se edita finalmente en español (en inglés están publicadas desde 2007) las memorias del músico británico, que llevan por título simplemente Clapton. Autobiografía. La editorial es Neo Sounds, con la traducción de Puerto Barruetabeña Diez, y el libro cuenta con más de 400 páginas donde no sólo se acumulan escenas de sexo, drogas y rock and roll, sino profundas reflexiones sobre su vida.
Así, podemos encontrar anécdotas como una fiesta en los años setenta en los que casi vuelve a reunir a los Beatles, mientras él mismo estaba encerrado en un placard durante 24 horas, ya que se quedó dormido, luego de querer impresionar a una chica gastándole una broma. En el libro Clapton cuenta cómo surgió su obsesión por el blues y también su etapa adolescente y gran parte de su infancia. Y sobre todo, su adicción a las drogas. 
El guitarrista tampoco le teme a compartir detalles de su enfrentamiento con Jimi Hendrix. “Por desgracia para nosotros, Jimi acababa de sacar Are You Experiencied? y eso era lo único que quería escuchar la gente. Fueras donde fueras todo era Jimi, y eso me deprimió mucho”, recuerda el músico de su etapa como guitarrista de Cream a mediados de los sesenta.
Clapton, quien actualmente realiza una serie de recitales por los Estados Unidos que incluye las ciudades de Dallas, Phoenix y San Francisco, da un repaso en su libro a detalles oscuros sobre su vida personal y familiar, como su relación con Patti Boyd (ex esposa de su amigo George Harrison), quien sirviera de inspiración a temas como “Layla”, y la muerte de su hijo Conor, en 1991.
En el libro el autor hace un sincero ejercicio de reconocimiento de culpa por su comportamiento con la mujer de su vida, y con tantos que le rodearon cuando empezaba el día desayunando tres whiskys. “En los peores momentos de mi vida, la única razón por la que no me suicidé fue porque sabía que, si estaba muerto, no podría beber. Era la única cosa por la que merecía la pena vivir”.
Ya en la primera frase de sus memorias Eric Clapton asegura que desde el principio de su vida tuvo la sensación de ser una persona “diferente” a las demás. Se pasó la niñez y la adolescencia encerrado en sí mismo. Su madre se terminó yendo de casa, su padre nunca apareció y su único consuelo en el entorno pobre y aburrido de la localidad de Ripley, al sur de Londres, fue el blues, que, como tantos chicos de su generación, conoció por los programas de radio nocturnos.