Repercusiones de la Revolución Francesa y alianza con Napoleón.
El recién ascendido al trono Carlos IV (1788-1808) y
su ministro Floridablanca desde el momento en que se inició la revolución en Francia
intentaron evitar cualquier “contagio” revolucionario procedente del
país vecino. Un férreo control en las aduanas y una estricta censura fueron los
medios utilizados para aislar a nuestro país del tumulto francés. Tras un corto período de gobierno del conde de Aranda,
Carlos IV tomó una decisión clave en su reinado, nombró ministro a Manuel
Godoy en 1792. Este favorito de los reyes se convirtió en la figura clave
durante el resto del reinado de Carlos IV.
La ejecución de Luis XVI en enero de 1793 provocó la
ruptura de la tradicional alianza con Francia. España se unió a una coalición
internacional y participó en la denominada Guerra de la Convención. La
derrota militar española fue rápida y concluyente. El fracaso bélico precipitó
la firma de la Paz de Basilea, por la que nuestro país aceptó la pérdida
de la parte española de la isla de Sto. Domingo, y la vuelta a la
tradicional alianza con Francia contra Inglaterra. Esta alianza se selló en
el Tratado de San Ildefonso, firmado en 1796.
Se iniciaba así una deriva diplomática en la que el
ascenso al poder de Napoleón en 1799 y la debilidad del gobierno de Godoy
llevaron a España a una creciente dependencia de la política exterior
francesa y, por consecuencia, al enfrentamiento con Inglaterra. Las consecuencias pronto se hicieron notar: la victoria sobre
Portugal, fiel aliada de Inglaterra, en 1801 en la “Guerra de las
Naranjas" y la consiguiente anexión española de Olivenza, no sirvió para
compensar la catástrofe naval de la armada franco-española frente al almirante
inglés Nelson en Trafalgar en 1805.
Los ruinosos resultados de la alianza con Francia no
impidieron que Godoy firmara con Napoleón el Tratado de Fontainebleau en
1807. Por este acuerdo se autorizaba la entrada y el establecimiento de tropas
francesas en España con el propósito de invadir Portugal.
A esas alturas la figura de Godoy era crecientemente
criticada en los medios influyentes del país. La derrota naval de Trafalgar
que había desbaratado el poder marítimo español y la crisis económica
concretada en el enorme déficit del Estado y en la drástica disminución del
comercio con América avivaron la oposición de la nobleza, desairada por
el favor real a un "advenedizo" como Godoy, y del clero,
asustado ante la tímida propuesta de desamortización de bienes
eclesiásticos.
Este descontento cristalizó en la formación de un grupo de oposición en
torno al Príncipe de Asturias, el futuro Fernando VII, que rápidamente se
puso a laborar para acabar con el gobierno de Godoy y, porque no, del rey que
le había nombrado.
La Guerra de la Independencia
Las abdicaciones de Bayona y la insurrección contra José I significaron una situación de "vacío de poder" que desencadenó la quiebra de la monarquía del Antiguo Régimen en España. Para hacer frente al invasor, se constituyen Juntas Provinciales, que asumen la soberanía en nombre del rey ausente. En septiembre 1808, las Juntas Provinciales se coordinaron y se constituyó la Junta Central Suprema. Pese a que gran parte de los miembros de estas juntas eran conservadores y partidarios del Antiguo Régimen, la situación bélica provocó la asunción de medidas revolucionarias como la convocatoria de Cortes.
Tras el levantamiento general contra los invasores, las tropas españolas consiguieron algún triunfo como la victoria de Bailén en julio de 1808. Para poner fin a la insurrección, el propio Napoleón, al frente de 250.000 hombres,vino en otoño a la península ocupando la mayor parte del país, excepto las zonas periféricas y montañosas donde se inició la "guerra de guerrillas"contra el ejército francés.
Durante seis años, se enfrentaron el ejército francés, con el apoyo de los "afrancesados", y la guerrilla española, formada por antiguos militares españoles y campesinos, ayudados por el ejército británico enviado a la península (Peninsular War).
1812 fue el año decisivo. El ejército del general británico Wellington con elapoyo de españoles y portugueses infringió sucesivas derrotas a los franceses (Arapiles, San Marcial). Tras la catástrofe de la Grande Armée en Rusia, un Napoleón completamente debilitado devolvió la corona a Fernando VII por el Tratado de Valençay (diciembre de 1813). Las tropas francesas abandonaran el país. La cruenta Guerra de la Independencia tocaba a su fin.
Publicado en http://www.historiasiglo20.org/HE/9a-1.htm
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