El azufaifo plantado por Antonio.

El sábado 6 de mayo en entrañable conversación telefónica con Antonio, me hablaba de su hermana,  de sus padres, de Dinah Salama, de cosas de la vida,  del "azufaifo" regalado por su primo Zacarías y que había plantado, del artículo que iba a publicar  ...., y publicado está, aquí lo traigo a "cositas que me gustan" y así saborear, al igual que se saborea la azufaifa dulce y harinosa, estas enternecedoras palabras de Antonio a su hermana. Larga vida amigo, salud.



A mi primo Zacarías de la Cruz ,que me regaló el azufaifo. A mi bondadosa prima Anita de la Cruz, que trajo el árbol desde Campanario, Extremadura, la Otra Tierra de Promisión.
A Losif Varga, con quien planté el renuevo en el Jardín de la Veguilla, y fue él quien hizo las fotografías.
La verdad triunfa a través del sufrimiento. El Vía Crucis es el camino. S, Kierkegaard.

No quiero dejar de recordar que la muerte es un momento difícil que provoca un desasosiego  natural en los vivos. Las lágrimas ,por su parte, son la manifestación  de un silencio auténtico. También sé lo difícil que es aceptar la brutalidad de la separación . A veces lo que va es una parte de nuestra vida. La muerte se lleva consigo pedazos de la historia de quienes se quedan en la tierra.
Robert Sarah. LA FUERZA DEL SILENCIO.
Israel es siempre ,a través de los siglos, la derrota de todos sus enemigos históricos. Antonio  José Escudero.

Acabo de plantar un azufaifo en el jardín de la Veguilla donde vivía mi querida -y única-hermana Isabel, que ya descansa en el regazo del Eterno.
Ella amaba singularmente esta especie de árbol, cuyos frutos deliciosos nos deleitaban en nuestra ya-¡ay¡-lejana infancia.
Este azufaifo es un renuevo de un ejemplar centenario, ubicado en el patio de la casa de mi entrañable primo Zacarías Escudero, en Campanario, Extremadura, la Otra Tierra de Promisión, y allí donde los pájaros- que bien lo saben-se toman las vacaciones.
Mi hermana seguía de cerca nuestro singular amor hacia el pueblo del Libro, Israel y ya desde niños nos enfrascábamos en la literatura de las Sagradas Escrituras en las largas tardes del estío de nuestro pueblo natal, Quintana de la Serena. A mí me emocionaba la historia de Moisés, David y los Macabeos. Isabelita, niña traviesa, guapa y lista como ella sola, se encandilaba leyendo las hazañas de las heroínas bíblicas, como Esther y Judith. ¡Tenía a quien parecerse, como decimos en Sefarad!
Años después me ayudó enormemente con sus colaboraciones de temática judía, -poesía y prosa-siendo reseñable su participación en las Jornadas Extremeñas de Estudios Judaicos, en Hervas el año 1995.
Ahora, yo, -con mi compañero Iosif Varga- he plantado este árbol en recuerdo emocionado de mi hermana muerta.
La muerte no tiene la última palabra, creemos en la resurrección de la carne y en la vida perdurable, como dice la oración. La esperanza judeocristiana.
NOS VEREMOS, querida hermana. ¡Shalom ,Isabelita ¡Es cuestión de tiempo!
Israel siempre, siempre Israel.
Antonio Escudero Ríos en exclusiva para Diario Judío México, pica aquí si quieres ver la publicación original >>>>>>>