Dinah Salama, pintura que cautiva.


Dinah Salama
Licenciada en Bellas Artes y Filosofía y Letras en Madrid, cursó también estudios de escenografía e ilustración en Madison.
Ha dibujado y pintado desde que era niña, como la que crece con un tic. Más adelante, la fotografía empezó a influir mucho en su obra. Quiso descifrarla, abrirle las tripas y mezclarla con el olor a pintura. De esta experimentación nacen sus exposiciones en el Círculo de Bellas Artes de Madrid (2000) y en el Instituto Cervantes de Estambul y Tánger (2007), como representante de la cultura sefardí.
El dibujo, la pintura y la fotografía han seguido fundiéndose en trabajos de ilustración como Delta, Condiciones de luna o Amaranta en Venecia.
En los últimos años se ha centrado en la ilustración de poesía. “La poesía me ha acompañado siempre, llenando los huecos que la vida no podía llenar”. Lee y relee hasta que surge una imagen que evoque algo. Descomponiendo, rompiendo, pegando, diseccionando y volviendo a componer, un método de trabajo en el que lleva inmersa ya quince años. 
Lucha contra el barroquismo y huye de lo cursi y de los tópicos en un proceso en el que a veces sufre, “porque es difícil llegar a lo que sólo intuimos, un boceto en la cabeza”.
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