Sorpresa lobuna y feroz.

© Victoriano Rodríguez Dávila.

Las tantas y el camión de la basura haciendo ruido, suena el teléfono, número que no está en los contactos, lo cojo y…
-       ¡ Auuuuuuuuuu, que estoy por aquí !.
-       ¿Y quién eres?
-       No me irás a decir como en el cuento; “enseña la patita por debajo de la puerta”.
-       Cabrón, el lobuno hombre feroz de las catacumbas.
-       Jajajaja, pos mira que un poco acuartelao, sí questao.
-       ¿Y por dónde andas, si puede saberse?
-       Avé, ¿tacuerdas, de un pueblecito que tenía aquello de “mojá” en su nombre?, que visitamos allá por los setenta y mucho,  y que aunque llevara en el nombre lo de “mojá”, no mojamos ná de ná, pero de reí que pechá nos pegábamos, amos que nos jartamos, dichosos cartoncitos, ya ves por aquí ando, que me pillao una queli con la pasta que mandao del finiquito y hasta que se acabe.
-       Mojácar, hijo de puta, fosfatina, de agua se te va a llenar el cerebro.
-       Que nooooo, que no colega, que estoy de un ecologista que no veas; fruta por la mañana, gazpachito al mediodía, unos paseitos por la playa, unas birritas viendo esconderse el sol y el salir de la contraria, unos temitas  de nuestra música de la época bien entrada la nui y un poquito de letras antes de dormir, ni la tele veo.
-       Anda ya, a mi me vas a contar.
-       Que sí, joé, que sí, que un pibón me tiene embarbascao y no doy pié con bola.
-       No jodas, ¿otra Caperusssss?
-       Calla, calla, a esta gachí no le llega la Caperu ni a la uña del pié gordo, es chiquetita pero de un dulce que más que pensarlo se me desace la boca.
-       ¿Y?
-       Ná, ná, así como lo oyes, como dice el Zené ese de Málaga en un tema de esos de guateque; “déjame que te coma solo con los ojos / con lo que me provocas yo me conformo, jajajaja.
-       Tás pirao, jajajaja.
-       Yo que sé pishita, que estoy como los malacatones en almiba, tó dulzón.
-       Anda que te den, que no paras en rama verde.
-       Palmeando; “verde que te quiero verde, verde viento verde rama …”, ¿tacuerdas?.
-       Claro hombre el verdecito amarronao, jajajaja.
-       ¡Qué poco sentimiento!.
-       ¿Quién yo?, ¿qué dices?, ¿quién te regaló el libro de cien poemas de amor y una canción desesperada?, emmmm, fue este menda.
-       Síiiiii y esa fue mi perdición, desde entonces no hago más que desvariá con las pibas, toas me salen rana.
-       Jajajaja, alguna habrá a la que le hagas tilín.
-       ¿Tilín?, tolón es lo que hago yo con el cencerro que llevo al cuello igual que los cabestros de la  Maestranza, amén de los adornos que me ponen pa llevá el cencerro con sentio común y dignidad.
-       No será para tanto hombre, me da que como eres tan distraído, no estás atento a ellas, no tienes detalles, no les das cariñito, no les haces suaves caricias, no les regalas una flor por sorpresa …,  y demás cositas que tanto  gustan a las chicas. Siempre fuiste un poco botarate, irreverente,  ordinario y a veces hasta grosero.
-       Que no joé, que no, le doy tó lo que tengo, me entrego en alma, corazón y cuerpo y hasta lo que no tengo procuro hacerme de ello con tal de tenerlas contenta.
-       Jajajaja, eso me lo creo,  lo que no tienes ya procurarás tú conseguirlo como sea, pero ya sabes las consecuencias que eso trae.
-       Que hijo puta eres, pero valiente concepto tienes de mi, ¿y dices que eres mi amigo?.
-       Hombreee, no me toques los … sentimientos Lobo, que sabes que te quiero un montón.
-       Tú, tú, no sabes lo que es eso. ¿No te acuerdas de aquel verano que saliste por piés y me dieron de hostias y se llevaron los dos talegos?.
-       Jajajaja, que rencoroso. ¿Qué coño querías?,  que me hostiaran  a mi también, hubieras estado más espabilado, que te lo venía advirtiendo, pero como te empeñaste, por impaciente,  en no esperar unas horas, ese fue el resultado. ¿Y lo bien que te cuidé?¿qué?, ¿eso no cuenta?,   hasta te puse  un entrecot crudo en el ojo ... y mientras tanto la gallega no hacía más que preguntar, la madre que la parió.
-       Ojú, ojú, no me jodas emmmm, que te mando al carajo y punto pelota.
-       Bueno, bueno,  calma caro amigo.
-       ¿Caro? ¿caro?, nooo si me vas a echá en cara, el tiempo que viví en tu casa o cuando me llevabas de viaje.
-       De viaje no, huyendo para despistar a quien tú sabes, no me hagas hablar.
-       Habla,  joé,  habla,  vamos como el que no ha roto un plato en su vida.
-       Que no,  hombre,  que no,  que “caro” es querido en italiano, ¿no te acuerdas de los amigos italianos Giuseppe, la Simonetta, el Mario, El Yani …, los italianos de los veranos, pues con ellos bien se te soltaba la lengua que parecías haber estado estudiando en Florencia y lo mismo hablabas italiano, que alemán, sueco o finlandés y lo más cachondo era que te creías que te entendían,  y hombreeee tó el mundo ha descuajaringao alguna pieza que otra de una loza, joé,  pero es que tú destrozabas vajillas enteras. Lo que te digo,  pisha, las neuronas, Lobo,  las neuronas.
-       No me des más la coña tío, que vivo sin vivir en mi y en tan alta vida espero que vivo porque no muero.
-       Jajajajaja.
-       Jajajajaja.
-       ¡Ándale mira que místico!.
-       Pos sí, la cultura tío, la cultura.
-       Bueno,  ¿y entonces estás bien?, ¿te trata bien la vida?.
-       De puta madre, si no fuera por lo de la Walquiria.
-       ¿Pero qué dices?, ¿rubia?.
-       Pos ya ves, no quieres caldo, tres tazas, ya van dos; la Caperus, bueno esta era de bote pero yo ya la conocí rubiasca, daba el pego, la Yoni que mejó no acordarse de ella y ahora esta.
-       ¿Y esta como coño se llama, de dónde es?
-       Enga ya, déjalo, llamémosla Musa, que luego empiezas a investigar y te enteras de tó, como con la Caperus que averiguaste quien era su madre, donde iba a misa y a que hora,  y si te dejo te enteras de la marca de las bragas que utilizaba y en que salón de belleza se depilaba,  en verdad que la señora era buena gente no como el zorrón de la hija.
-       Pero a la Musaaaa,  ¿no le das unos achuchoncitos, unos piquitos, unos guiños ... ¿cuando la ves?.
-       No tenteras tronco, ¿no conoces el tema que te he dicho antes del Zené y el Poveda?, o te cachondeas de mi?.
-       No me cachondeo Lobo, ¿pero a estas alturas?.
-       Buá, lo dicho no tienes corazón, con lo que te gustaban los arrumacos, las manitas, las caricitas, los besitos soplaos desde la palma de tu mano…, tás encorchao tío, como los alcornoques.
-       Si yo te contara amigo Lobito malo, pero otro día será se hace tarde, nos vemos. Si puedo me acerco unos días a mojá…car, jajajaja, un montón de besos.
-       Hasta otra caro hermano, que estás "The thrill is gone" que decía el negraco que nos acaba de dejar hace unos días, un traile de abrazos y besos pa tí.

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