Curioso, muy curioso.



Estas curiosas monedas tenían diferentes valores, y cada una de ellas contaba en una de sus caras con una escena sexual explícita y, en la otra, el valor de la misma. Estos dibujos tenían una función primordial para los extranjeros que visitaban Roma y quisieran solicitar favores sexuales, ya cada moneda se identificaba con un servicio sexual que proporcionaban las prostitutas, y, dependiendo del servicio que quisieran, tenían que dar a la mujer una moneda u otra. De esta forma se facilitaban las transacciones por favores sexuales y se superaba la barrera idiomática.
Otros historiadores no apuntan a este uso, ya que no se habrían encontrado ninguna de estas monedas en antiguos burdeles romanos, si no que apuestan porque este conjunto de monedas podrían pertenecer a una colección privada de tipo cómico que guardaba el emperador Tiberio y que serían utilizadas para un juego sexual de la época.