De la cosa política.

© Victoriano Rodríguez Dávila

No he seguido en profundidad las elecciones catalanas, campaña, actos, declaraciones,lectura de programas, quienes son los candidatos, qué opciones políticas se presentan, etc, etc. Sigo, y con preocupación la situación que nos vienen creando a todos los españoles, y no es de ahora, la derecha nacionalista, la derecha nacional y esa izquierda descafeinada que tuvo en sus manos la confianza de los ciudadanos y no supo o quiso resolver el problema histórico de los nacionalismos. No sé, simplificar en una frase,muy ocurrente y tan hasta graciosa como descalificadora, que mete en el mismo saco a tó quisqui, es una temeridad. La problemática, a mi modo de ver, sentir y pensar, con respecto a la desafección de los ciudadanos con la política y lo social, va más allá de que la mayor parte, no todos, de sinvergüenzas, desalmados y traidores a sus electorados, hagan de su capa un sayo con el poder que los ciudadanos dan con sus votos. Y es que el sometimiento, la manipulación y el dirigismo actual tiene mucho que ver con la pasada reciente historia de nuestra sociedad en lo referente al paso de un régimen dictatorial a uno democrático y su diseño. No se concedió,sino era a través de los partidos políticos, a los ciudadanos la participación directa y con ello la ilusión de un nuevo orden en libertad y solidario. Se creó el café para todos con el invento del estado de las autonomías, cuando a España lo que le hubiera venido bien, a mi modo de ver y desde una perspectiva de izquierdas, era y es el federalismo.Los Ayuntamientos, administración más cercana a los ciudadanos, la Cenicienta de la película. El poder judicial, politizado. La iglesia católica, haciendo política, y más, más,y más... Y yo me pregunto: ¿ toda la culpa es de los políticos ?, ¿ será cierto que tenemos lo que nos merecemos ?, ¿ no será qué a cierta ideología le interesa que esto no se mueva ? , ¿ no será qué es más cómodo no comprometerse y que otros digan y hagan? ¿ no será que conviene criticar desde la generalidad sin ofrecer alternativas factibles ? ¿ no será qué: " yo no hablo de esto no sea que..." ? o ¿ no será qué tras la premisa de que hablar, argumentar, en contra o a favor de una determinada opción política conduce a desencuentros, se oculta un incipiente germen de pensamiento totalitario muy en boga en épocas de crisis económicas, sociales y políticas? No sé, no sé. ¿ Tenemos miedo a ser libres ? ¿ Hace falta una segunda transición rupturista que ilusione al personal ?.
Continuará.....